viernes, 5 de septiembre de 2008


Después de pasar exactamente dos horas, cuarenta y cinco minutos y veintitrés segundos contemplándola concluyó que aquélla era la mujer que quería que le llorara con más fuerza el día de su entierro.

6 comentarios:

lady desidia dijo...

Los caminos de google son inescrutables! sí, todo lo que aparece en el blog es mío...
que entrada más guapa, y a ver si es verdad que por fin desaparecen los niños porculeros :)

un saludo!

Anónimo dijo...

Jué
ma molao'

pero yo he llorado por personas que no me importaban un pimiento

pero no lloraba con fuerza, claro.

es como cagar por las glándulas lacrimógenas :P

¿se puede decir cagar a estas horas?

kyezitri dijo...

y le lloró con más fuerza que nadie en el funeral, para que viesen que sufría mucho al quedarse sola, ya tendría tiempo en casa de frotarse las manos por el angustioso matrimonio acabado

melmoth dijo...

Fue todo el tiempo que duró la obra en el teatro-ópera de aquella sucia ciudad. ¡Lástima que no esperase un poco más para haberse cruzado en unas palabras a la salida! Pero, sobre todo, ¡lástima que aún estuviera tan vivo!

¿Quién? dijo...

ais, qué bonito :)

¿Dices que eso puede pasar? Habrá que verlo, habrá que sentirlo

ce dijo...

con esa melodia, ella se enamoro